El nuevo Cuerpo de Tránsito (ex Guardia Urbana) no puede multar las faltas más graves. Aníbal Ibarra presentó un proyecto para corregir la situación
Durante la campaña para Jefe de Gobierno, Macri había tildado a la Guardia Urbana de inútil y de generar gastos innecesarios, y prometió disolverla.
Siendo Jefe de Gobierno, lejos de disolverla, la transformó en un cuerpo de control de tránsito. Le cambió el nombre, le cambió el uniforme, pero dejó a los mismos agentes, con los mismos recursos, las mismas camionetas, el mismo equipamiento.
En realidad, lo único que hizo fue sacarle funciones.
Cuando el ex Jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, creó la Guardia Urbana, el espíritu de la misma era la de "desarrollar acciones de prevención, disuasión, persuasión y mediación ante la ocurrencia de conflictos y eventuales transgresiones en el espacio público; así como actuar en la asistencia y orientación del ciudadano ante situaciones de riesgo y/o emergencia en la vía pública."
Por eso, la Guardia Urbana colaboraba en los "corredores seguros" que protegían a los chicos que volvían caminando de la escuela a sus casas. También alertaba a la Policía, a los Bomberos o al SAME ante cualquier eventualidad que pudiera surgir en la vía pública. Era el Estado saliendo a la calle, teniendo conexión con los vecinos, participando en la prevención del delito, orientando a ciudadanos y turistas, interviniendo en la prevención, disuasión y corrección de conductas sociales que generaran riesgos y/o peligros para los ciudadanos, propiciando así una cultura cívica de respeto a la Ley.
Y también se dedicaba al control de tránsito, realizando controles de alcoholemia junto con la Policía Federal.
Con los cambios generados por el Gobierno de Macri, el ahora " Cuerpo de Agentes de Control del Tránsito y el Transporte" se dedica única y exclusivamente al control de tránsito.
Pero con una paradoja. Las infracciones de tránsito más graves son contravenciones y, según el artículo 16 de la Ley de Procedimiento Contravencional, "la prevención de las contravenciones está a cargo de la autoridad que ejerce funciones de policía de seguridad o auxiliares de la justicia en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires."
Esto significa que, a no ser que se modifique la ley de procedimiento contravencional, se logre el traspaso de la Policía Federal o se cree una policía de la Ciudad, son las fuerzas de seguridad que hoy día tienen jurisdicción en Buenos Aires las únicas en condiciones de labrar actas contravencionales.
Es más, la infracción por cruzar el semáforo en rojo, que antes era una falta, ahora fue incluida en el Código Contravencional. O sea que los nuevos agentes NO pueden labrar infracciones a los conductores que cruzan el semáforo en rojo.
Mientras tanto, las actas que labre el Cuerpo de Control del Tránsito y el Transporte para faltas graves, carecen de sustento legal. Dicho de otra manera, no sirven.
En definitiva, la improvisación del gobierno de Macri-Michetti "transformó" a la Guardia Urbana en un cuerpo cuya única función es controlar el tránsito, pero que en los casos más graves (cruzar el semáforo en rojo, correr picadas, manejar en estado de ebriedad, etc) no puede hacerlo.
En vez de decir que en el nuevo Cuerpo "no se permitirán bermudas ni camisas afuera del pantalón, sino que se impondrá un uniforme sobrio pero riguroso", Macri debería pensar las cosas antes de hacerlas, y hacerlas bien cuando las hace.
Ante esta situación, Aníbal Ibarra presentó un proyecto para modificar la Ley de Procedimiento Contravencional, a fin de facultar al nuevo Cuerpo de Tránsito para labrar actas contravencionales. [anibalibarra.org.ar]
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